La red de transporte de energía eléctrica es la parte del sistema de suministro eléctrico
constituida por los elementos necesarios para llevar hasta los puntos
de consumo y a través de grandes distancias la energía eléctrica generada en las centrales eléctricas.
Para ello, los niveles de energía eléctrica producidos deben ser
transformados, elevándose su nivel de tensión. Esto se hace considerando que para un
determinado nivel de potencia a transmitir, al elevar la
tensión se reduce la corriente
que circulará, reduciéndose las pérdidas por Efecto
Joule. Con este fin se emplazan subestaciones elevadoras en las cuales
dicha transformación se efectúa empleando transformadores,
o bien autotransformadores. De esta manera, una
red de transmisión emplea usualmente voltajes del orden de 220 kV y superiores, denominados alta tensión, de 400 o de 500 kV.
Una línea de transporte de energía eléctrica o línea de alta tensión es básicamente el medio
físico mediante el cual se realiza la transmisión de la energía
eléctrica a grandes distancias. Está constituida tanto por el elemento
conductor, usualmente cables de acero, cobre o aluminio,
como por sus elementos de soporte, las torres de alta tensión.
Generalmente se dice que los conductores "tienen vida propia" debido a
que están sujetos a tracciones causadas por la combinación de agentes
como el viento, la temperatura del conductor, la temperatura del viento,
etc.
La capacidad de la línea de transmisión afecta al tamaño de estas
estructuras principales. Por ejemplo, la estructura de la torre varía
directamente según el voltaje requerido y la capacidad de la línea. Las
torres pueden ser postes simples de madera para las líneas de
transmisión pequeñas hasta 46 kilovoltios (kV). Se emplean estructuras de
postes de madera en forma de H, para las líneas de 69 a 231 kV. Se
utilizan estructuras de acero independientes, de circuito simple, para
las líneas de 161 kV o más. Es posible tener líneas de transmisión de
hasta 1.000 kV.